viernes, 8 de abril de 2011

Adiós - Andrés Correa

Explicación psicoanalítica

Soy capaz de tener voces interiores que me llevan a descansar, lo que psicoanalíticamente se denomina esquizofrenia, pero yo, al igual que mi amada Virginia, lo recubro con el poder de las letras y mi pésima escritura.
Quisiera haberle dado un beso apasionado, uno  francés, en la boca a esa mujer que al igual que yo se ahoga en la realidad de los días.
Trato, entonces, de evadir la justa muerte, dulce apasionante, satánica y bendita muerte. Creo que ya llegué al punto en el que abro los ojos para cerrar la vida - qué quedará del polvo inmundo de mis huesos cuando pase el umbral del panteón, quiero saberlo-. Así como ahora rompí mi propia cuadricula de la  réproba cotidianidad, asimilando a Dios, a mi misma al mundo como las sobras vacías de mi, soy más que eso, soy el agujero negro de la podredumbre de los anhelos  bastardos de la humanidad. Lo tengo TODO porque tengo la muerte en frente mío.

Como Andrés Correa, Adiós, ilusiones infames que nunca llegaron, los recuerdos de la infancia- cuanta vida pasó, antes y después-, dice él -hasta siempre-, Siempre!.

La última diosa griega

Un puñado de fuego penetraba en medio de mis alas mientras las abría lentamente, su mano se deslizaba en mi pierna aterciopelada. Entre las caricias y el colchón no solo existía la excitación, en mi fuero interno estaban sus tibios labios que me recorrían la piel. En otro piso estaba floreciendo aún más el orgullo de ser Afrodita, desde luego que la lujuria me invade, Eros viene a mí cada vez con un rostro distinto. Se que he surgido de la espuma, solo que la mitología griega todavía no está escrita, el presente es un especie de visualización al futuro, yo solo vivo lo que ha de pasar cuando se mire a una mujer en la barra de un bar se le ofrezca un cigarrillo, se le sonría, se le tome de la mano y se conduzca a una habitación o al sofá, o la  que más da el lugar. El tiempo se detuvo en el pasado, y continúa en el presente camuflado en forma de dejavú.
Acariciando mi cabello vuelto hacia un lado con los ojos cerrados en una roca, miré y me fijé en el horizonte y repentinamente los abrí, aparecí en un sitio extraño, lucía diferente, acababa de despertar, recordé haber cumplido quince años, recordé una cita con el muchacho del cual estaba enamorada, mi gusto por experimentar y por satisfacer mis deseos ratificaría mi procedencia, mi divinidad, mi identidad. Ahora con veinticuatro años se me hace difícil vivir sin la piel de otro hombre a mi lado, recordé, también, a mi abuela, vivía con ella (se suavizan la tristeza y la soledad cuando ella toma mi mano y seca mis lágrimas con los dedos), y se me vino a la cabeza la imagen de mi madre al irse, tenía cinco años, acurrucadita con mis pequeños dedos en las orejas tapándomelas para no oír la discusión entre ellas, no fueron necesarios los gritos para lacerarme la vida Tengo presente la mañana que nací en el futuro, soy una fiel predicadora de lo que escondo en mis azules ojos que llaman el mar. Renunciaría a ser Afrodita y quedarme hasta morir en éste tiempo turbulento, la diosa del amor está presente, no se trata de una locura, la locura de inspiración para Charles Bell, para mí, la mirada penetrante y algo más de los hombres. Soy Afrodita encarnada en un cuerpo de prostituta llamada Ann sobre el hombre que acaricia sus caderas y barre su soledad

Entre las Miradas y el Perfume

Ahora, voy en un sueño finito,descubriendo mi entorno, las letras me invaden cuando dentro de mi penetra tu perfume. Ese extraño, bello, exitante perfume impregnado en mi está, ¿que sería de mi si se omitiese aquella tarde de nubes y llovizna fina?.

La esencia que emana del ambiente, me hace dar cuenta de lo absoluto de mi universo, de mi vida, de mi cuerpo, de mis gustos. Saliendo estoy, saliendo de la oscuridad a la luz, no!, mejor, de la luz a la oscuridad, ahí quiero estar por siempre. Preferiría estar viva a tener que soportar la idea de no poder morir, quiero volar por encima de los mares carnales, de ti tambien quisiera explorar, explorar.

Adentrándome en el recuerdo de tu olor, resulta más eficaz la imagen del perfume que la del recuerdo al mirar, ¿cómo explicarlo?, imposible, y si lo hiciese diría que es el baile que invoca a la perdición.

¿Qué más puedo decir de la contemplacion? Cada cual rie, llora, sufre dentro de sí como la gana se le da. y yo, ni sufro ni lloro ni sonrío, solo espero a ver que sucede cuando llegue mi óbito.Y, mientras eso acontece, las miradas me rodean, me intimidan y me transportan al pasado que no regresa, motivo para reflexionar.